La temporada de rebajas es una de las más difíciles de afrontar para una persona shopaholic, o sea, adicta a las compras online o tradicionales.
De hecho, cada vez es más habitual que encuentres descuentos durante todo el año, lo que ejerce una presión constante sobre el deseo compulsivo de quienes sufren esta patología.
Los comercios físicos y las tiendas online se encargan de inundar con enormes carteles promocionales atractivos descuentos y nuestra mente se llena de ofertas que muchas veces es difícil pasar por alto.
Por si fuera poco, la tecnología nos ha traído la posibilidad de recibir notificaciones diarias con promociones, para lo cual te recomendamos aplicar ciertos consejos para proteger tu compra online.
Su objetivo no es otro que tentar a los consumidores compulsivos e incitar con ofertas a las que es muy difícil negarse, a pesar de que se trate de productos superfluos.
¿Qué es un shopaholic y cómo sé si soy adicto a las compras? Test rápido
Los problemas derivados de ser un adicto o adicta a las compras son de diversa naturaleza, pero tienen en común que aparecen de forma silenciosa.
Según la estadística, alrededor del 3 % de la población de nuestro país sufre este tipo de trastorno. Y prácticamente la totalidad de los pacientes acaban teniendo consecuencias de gravedad:
- Aumento de las deudas.
- Discusiones con la familia ante la falta de control sobre su adicción.
- Conflictos en su vida laboral y social porque acaban gastando incluso dinero del que no disponen y las deudas alcanzan grandes cantidades de dinero, imposibles de absorber en su nivel de vida.
¿Tengo el perfil de una persona adicta a las compras?
Hay varios signos que nos pueden ayudar a reconocer si pertenecemos a ese grupo de consumidores compulsivos. Haz tu propio test:
- Son personas a las que les resulta imposible controlar el impulso de consumir.
- Viven por y para las compras y se sienten totalmente dominados por ese impulso.
- Muestran la absurda necesidad de adquirir productos que no necesitan o apenas van a utilizar.
- No asumen el límite real que pueden gastar y acaban adquiriendo grandes deudas.
- Aparecen problemas en el trabajo y reacciones raras en su vida social.
- A pesar de todos estos signos negativos, encuentran un gran placer por el hecho de obtener más y más productos.
¿Por qué me pasa?
Es difícil saber qué factores te pueden predisponer a la aparición de esta patología. En unas personas, hay situaciones que precipitan síntomas y, sin embargo, en otras se mantienen ocultos en el tiempo y la situación se agrava sin que nadie lo vea.
Hay estudios que demuestran que determinadas características personales y socioculturales individuales son las que provocan el comportamiento vulnerable de no poder resistir el hábito de compra y cambiar.
Una elevada impulsividad, un bajo nivel de tolerancia a la frustración, el deseo de encontrar el placer de forma inmediata o tener una importante inseguridad personal son aspectos comunes en este tipo de personas.
Si sufres un deseo intenso o incontrolado y pasas de la euforia a la tristeza, o estás con una sensación de placer enorme y cambias rápidamente a una sensación de vacío, deberías plantearte buscar ayuda profesional.
¿Es realmente un problema?
Este tipo de patología puede convertirse en un problema si no conseguimos detectar esos impulsos a tiempo. Es fundamental conocer en qué etapa se ha podido producir la adicción y la frecuencia con la que se produce para evitar los gastos económicos.
En muchos casos, la familia es la responsable de estos cargos y quien sufre las consecuencias directas, como ocurre con los ludópatas, por ejemplo.
El aumento de la adicción a las compras por internet contribuye a la ocultación de este trastorno. Los compradores compulsivos devuelven los productos que han adquirido poco después de adquirirlos o los acaban almacenando, olvidándose totalmente de ellos. Entonces sí, es un grave problema y puedes llegar a convertirte en un shopaholic sin darte cuenta.
¿Qué puedo hacer?
La adicción a las compras con un tratamiento eficaz se puede corregir, siempre y cuando tomes la determinación de poner fin a esta situación. Tan pronto como detectes (tú o tus allegados) los primeros síntomas, acude a un profesional que comience a educar tu comportamiento con las medidas correctoras oportunas.
Un psicoterapeuta será quien decida si es necesario apoyar dicho tratamiento con fármacos específicos para doblegar esa conducta. Un buen ejemplo son los antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina que regulan el ánimo, y sobre todo, esa impulsividad.
Existen otras patologías como la adición al sexo, al trabajo e incluso a las nuevas tecnologías, y todas ellas tienen en común la perdida de control sobre uno mismo.
Dependiendo de la naturaleza del problema, la mejor forma de afrontarlas es con tratamientos psicológicos y terapias de conducta o contextuales.
En definitiva, una persona adicta a las compras tiene la posibilidad de poder controlar ese impulso. Para ello, es necesario detectar esta conducta lo más pronto que sea posible para evitar que esta situación se agrave. Ahora ya sabes identificarlo y cómo ponerle remedio. Recuerda que ser tú mismo es lo que te hará feliz.
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