Vale, tener hijos es lo más maravilloso del mundo. Pero también un azaroso viaje, una exigente prueba vital, un complejo arte que se improvisa sobre la marcha y que nunca se termina de dominar. Yo tengo una hija de seis y la amo. Pero esto es lo que me hubiera gustado que me contaran antes de tenerla.
Tener hijos es facilísimo…
En serio, coser y cantar. Salvo excepciones, la naturaleza parece diabólicamente diseñada para que los retoños irrumpan en tu vida como un puñetero ciclón. ¿Te enamoras con treinta años?’ Tienes muchas papeletas para tener hijos. ¿Toda tu vida habías pensado que no tendrías hijos? Da igual: todo puede cambiar en un segundo de pasión junto a la persona que te hace sentir dichoso y completo, agradecido al amor de la vida. ¿Hasta qué punto somos dueños de nuestra voluntad? Nadie lo sabe. Pero en tu caso eso ya no importa: por algún motivo, vas a tener hijos.
A este inquietante impulso biológico que parece incitarnos una y otra vez a tener hijos, hay que añadir que la sociedad, en general, va a aplaudir la idea de que tengas hijos. Ojo: eso no quiere decir que la sociedad te vaya a ayudar a tenerlos, y mucho criarlos o educarlos. Pero digamos que, al menos durante los momentos iniciales, disfrutarás de un aura especial y privilegiada. Eres un papá. O una mamá. Y eso no es cualquier cosa.
Al principio siempre parece una buena idea.
Tener hijos mola. O no. Pero con 1,,34 nacimientos por mujer en España en 2017, es relativamente sencillo de que uno te caiga a ti. Aunque nunca te hayas planteado tener hijos. Piénsalo. Por eso no nos exitinguimos.
… pero criarlos es una movida
Según datos de la Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (CEACCU), un bebé cuesta de media 14.200 euros el primer año Y en un contexto de incertidumbre económica y laboral (personalmente, tengo la sensación de no haber cambiado de contexto desde los veinte años), no es fácil asumir las responsabilidades económicas que acompañan necesariamente al hecho de tener hijos.
El amor, eso sí, no cuesta dinero. Tampoco el interés y la paciencia que `pongas a la hora de enseñarles el delicado arte de existir en el mundo. Pero si no quieres que tu incipiente familia acabe vendiendo cerillas como las de los cuentos de Dickens, vas a tener que aprender a ahorrar y administrar. Eso es algo que no nos enseñan en la escuela. Pero deberían hacerlo.
Muy pronto, directamente en bitcoins.
Tener hijos es cansado
Pero mogollón. Física y psicológicamente. Supongo que has escuchado eso de que el ser humano es el animal más indefenso al nacer. Bueno, pues si no tienes hijos (o quizá hermanitos muy pequeños), es imposible que te hagas una idea. Los primeros meses de vida de un bebé son un extenuante sinvivir de noches en vela, biberones, pañales, dramáticas otitis, llantos a media noche, regurgitaciones lácticas, malvadas alergias, dermatitis de contacto.
¿Sabes esos documentales de La 2 en la que la leona languidece en busca de comida por la sabana, sin apenas dormir y cara de desesperación? Pues bien: esa leona serás tú, sólo que empujando un carrito del Mercadona. Da igual cuánto cross-fit hagas. No importa cuántos días de festival psy-trance te hayas pegado en Portugal, Olvida las noches sin dormir tratando de sacarte la última asignatura de la carrera. Nada de lo anterior se le puede comparar. Porque jamás —y voy a subrayar y poner en negrita el jamás— vas a estar tan cansado como cuando tengas que cuidar de tu bebé recién nacido.
Los hijos se parecen a ti. A veces demasiado.
Quizá alguna vez te hayas puesto a imaginar como te gustaría que fuesen tus hijos. Te los imaginas listos, guapos, fuertes, educados y con un leve toque punk porque, vaya, no todo va a ser como en una película de Walt Disney. El primer hijo es un poco como en primer amor: te lo imaginas de un moido idealizado, como una especie de mix mental con lo mejor de cada casa y lo peor de ninguna. Pues bien, deja de imaginar y ponte frente al espejo:;tu primer hijo se parecerá a ti, a tu pareja y quizá un poco al tío Paco.
Y eso será todo. La recombinación genética es la caña, pero llega hasta donde llega. Tu hijo será como tú. ¿Nada más llegar a casa te descalzas y dejas los zapatos tirados en mitad del salón? Tu hijo también lo hará. ¿Alguna vez das una voz más alta que la otra? Tu hijo también lo hará. ¿Resuelves cubos de rubik en 10 segundos? ¿Te has leído La regenta? Tu hijo, al menos, también lo intentará.
Antes de pensar en cómo educarlo, mírate a ti mismo. Quizá haya algunas cosas que debas cambiar antes de que tu hijo las repita como un mono. Porque sí, el tuyo es un homo sapiens. Pero la imitación será la primera y más importante herramienta de aprendizaje para tu bebé durante mucho tiempo. Prepárate a conocerte.
A partir de ahora vas a compadecer un poquito más a tus padres.
Tener hijos es mejor con la persona adecuada
Lamentablemente, sueles entender esto demasiado tarde. O a lo mejor es que las personas cambiamos demasiado a lo largo del tiempo. O que nunca se las llega a conocer del todo. No me gusta dar malas noticias, pero tampoco hay que ocultarlas: de todos los compañeros de universidad que fuimos padres más o menos por la misma época (alrededor de los 30), se han separado todos menos uno. ¿Por qué sucede esto? No lo sé, aunque aún sigo preguntándomelo, ya que mi idea fue siempre la de permanecer los tres juntos. En vano.
Tener hijos es un trabajo de equipo. Así que, antes de tenerlos, elije al mejor compañero posible. Creedme si os digo que lo vais a necesitar. Deberéis funcionar como una armoniosa factoría de cuidados durante bastante tiempo. No sólo cuidando al bebé, sino también vuestra relación y a a vosotros mismos. ¿Cómo acabará el cuento? Eso nunca podemos saberlo. Pero os diré algo: si estás decidido a tener hijos, una buena idea es tenerlos con quien estés loca y profundamente enamorado.
Así o más.