A continuación te damos algunos consejos sobre cómo mejorar la relación con tu hijo. Entender bien el por qué de sus comportamientos y qué tipo de emociones y reacciones provocan en ti te ayudará a contar hasta diez la próxima vez que la relación con tu hijo te desespere.
Mi hijo me pone de los nervios y apenas acaba de nacer
Aunque a la mayoría de padres les da vergüenza reconocerlo, todos hemos pasado por esta situación: son los primeros días de vida de tu primogénito y el querubín empieza a demostrar que de angelito tiene solo la apariencia. Los días y las noches se mezclan, y el concepto del tiempo es aún más confuso que en la cuarentena. Además de negarse a dormir, tu hijo no para de llorar. Es muy pequeño para estar tan insatisfecho con la vida, pero a ti te está costando el juicio.
Finalmente, decides que no puedes más. «Mi hijo me tiene harta», llamas llorando a tu madre o a una amiga con más experiencia, y les cuentas que llevas más de una semana sin poder lavarte el pelo porque el bebé no te deja en paz. Ambas te dirán que no te preocupes y que esta fase pasará. Nosotros, además, te damos un par de consejos.
Organízate estratégicamente con tu pareja
Si trabajáis de manera coordinada, ambos podréis arañar más tiempo para descansar que si lo hacéis todo a la vez o si solo te ocupas tú de levantarte. No eres una mala madre ni odias a tu hijo, solo estás cansada y desbordada ante una situación nueva.
Asume que es normal que llore
Esto te ayudará a regular tu reacción ante los berridos y, en lugar de actuar como si hubiese una emergencia, comprender que tu bebé está intentando comunicarse contigo de la única forma que sabe.
¿Qué puedo hacer si veo en mi hijo todo lo que no me gusta de mí?
Hasta que tus hijos son un poco mayores, la manera que ellos tienen de interpretar el mundo es a través de tus ojos. Reciben alimento, protección y educación gracias a ti, por lo que tu perspectiva y reacciones son muy importantes para ellos. Es gracias a tus enseñanzas como, en un primer momento de su vida, aprenden lo que está bien y lo que está mal.
Por este motivo, si eres un neurótico del orden y te gusta tener tu entorno controlado, es muy posible que tu hijo empiece a imitar tu comportamiento y a mostrar manías en su manera de guardar los juguetes, a la hora de cuidar los libros del cole, con su ropa o con cualquier objeto que sea preciado para él. Cuando este comportamiento es muy fuerte, puedes ver cómo incluso tu hijo sufre —y llora— si algo se estropea o se rompe. También es frecuente que manifieste su frustración enfadándose y con rabietas. Y, como padre que quiere proteger a su criatura, tú también sufres viendo cómo algo que ha copiado de ti le hace daño, y probablemente te preguntes cómo cambiarlo.
A través de ciertos juegos, ejercicios y nuevas rutinas puedes explicarle poco a poco que cuidar de sus cosas es importante, pero que no pasa nada malo si ocurre un accidente. Si alguna vez te has peguntado cómo pasar tiempo de calidad juntos puede reforzar vuestro vínculo, el uso de estos juegos y técnicas educativas os puede servir para aprender el uno del otro y superar la necesidad de control.
Tengo mucho genio y mi hijo lo está empezando a mostrar. ¿Qué hago?
¿Padres con mal carácter? Al igual que ocurre con los miedos y obsesiones, los hijos también aprenden a reaccionar ante situaciones siguiendo tu ejemplo. Si tienes la mecha muy corta en las discusiones y tiendes a enfadarte y a gritar cuando te llevan la contraria, es muy posible que tu hijo repita tu comportamiento. Esto puede ser muy molesto, especialmente cuando no te gusta lo que reflejan de ti.
Si no quieres que repitan tus mismos errores, es importante que les enseñes a canalizar sus emociones de forma diferente y, sobre todo, que no pierdas la paciencia en el proceso. Mostrar abiertamente rechazo a su comportamiento o imponerles castigos puede afectar en su desarrollo. Siempre es mejor hacerlo desde una perspectiva positiva.
Dedica tiempo a entender cuáles son las situaciones que detonan este comportamiento, tanto en ti como en tu hijo. Siendo consciente de los mecanismos que hacen saltar vuestras alertas podrás reaccionar antes de que sea demasiado tarde, y así reconduciros a un espacio mental más calmado y sereno.
Me pone de los nervios que mi hijo no se despegue de las maquinitas
Las consolas son tan importantes para niños y adultos que hasta se pueden asegurar para prevenir daños. ¡Seguro que a ti también te encanta pasar horas enganchado al League of Legends, al Counter Strike o al FIFA! Aunque siempre es aconsejable controlar el tiempo que tus hijos pasan interactuando con estas máquinas, puedes aprovechar la oportunidad para pasar tiempo de calidad juntos.
Especialmente si son pequeños, estarán encantados de jugar contigo, y tú podrás hacer al mismo tiempo dos de las cosas que más te gustan: pasar tiempo divirtiéndote con tu hijo y jugar a videojuegos. Creando este vínculo también conseguirás controlar el tiempo que pasa jugando, con quién lo hacey el tipo de juegos que prefiere.
Analizando todas estas situaciones podemos aconsejarte que, la próxima vez que pienses «mi hijo me pone de los nervios», hagas un ejercicio de autorreflexión. Antes de tratar de ayudarle a gestionar esos sentimientos te recomendamos que averigües qué parte de su conducta viene de ti y empieces a trabajar en mejorarla. Así te ayudarás a ti mismo al mismo tiempo que a él.
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