¿Sientes que pareces un orangután salvaje cuando las cosas no salen como quieres? ¿Te sientes furioso por tonterías y lo pagas con las personas a las que más quieres? Si este es tu caso, necesitas aprender cómo controlar las emociones negativas para reencontrarte con tu versión más amable y que todo fluya mejor a tu alrededor.
¿Estás preparado para emprender este lifting emocional?
La angustia, negatividad y agresividad rondan nuestra mente
Somos humanos y nadie es perfecto. Es así.
Las emociones vienen y van a su antojo, no puedes gobernarlas. Ahora bien, si puedes —y debes— controlar tus reacciones al experimentarlas. Si un enfado monumental te lleva a desahogarte gritando a tu pequeño o pensar “mi hijo me cae mal“, la estás pifiando. En ese sentido, gestionar nuestro lado emocional es básico para la vida, la familia y el trabajo.
Las emociones son pura energía en estado básico. No surgen porque sí: te ayudan a conocerte y a interpretar qué sucede a tu alrededor y las posibles percepciones.
En realidad, cuando nos referimos a gestionar las emociones negativas, estamos siendo poco precisos, ya que todas ellas son beneficiosas, si sabemos emplearlas. Las necesitas. ¿Cómo podrías reaccionar a tiempo sin experimentar miedo?
La agresividad es una reacción por la que tratamos de imponer nuestro punto de vista o ciertas conductas mediante la generación de miedo, vergüenza o culpa. La ansiedad, por su parte, nos hace experimentar miedo, temor, tensión e inquietud. La negatividad implica una tendencia al pesimismo, el desánimo, la desmoralización o la tristeza. Todos pasamos por estas situaciones.
La clave fundamental es cómo controlar las emociones negativas para despejar de nubarrones negros nuestra vida. Exclusivamente quien acepta la realidad y asume que siente agresividad, angustia o negatividad, puede actuar al respecto. Si sabes cómo aprender a controlar las emociones negativas, tu mejora personal estará en proceso.
La gestión de emociones negativas es importante para tu día a día
¿Piensas en las emociones en modo arrebatos? Te equivocas. Surgen espontáneamente y de forma no deliberada, pero no te condicionan. Únicamente te influyen. Son, en realidad, parte esencial del bienestar y el desarrollo personal de cada uno. Únicamente quien aprende a conocer, aceptar y controlar sus peores emociones es capaz de mostrar la mejor versión de sí mismo.
Fíjate en las ventajas derivadas de este autocontrol emocional:
- Mejoras tus relaciones personales. ¡Cuántos desencuentros con vecinos o con desconocidos podrías evitarte!
- Proteges la convivencia familiar. ¿Qué me dices, por ejemplo, de las discusiones de pareja innecesarias que os hacen perder a ambos los nervios?
- Impulsas tu carrera profesional. ¿Discutes con tus compañeros de trabajo? ¿Con tus subordinados? ¿Lo haces con tus jefes? Si es así, estás poniendo en riesgo tu futuro laboral. Y no solamente por la inquina y el mal rollo que generas, también porque ese estado emocional te acabará haciendo rendir mucho peor.
- Disfrutas de una vida zen. No te estamos invitando a hacer taichi ni relajación oriental todos los días, pero si aprender a controlar y canalizar tus emociones. Te sentirás mucho mejor día tras día.
Por lo tanto, hacer un detox emocional para liberarte de todas las emociones negativas y, sobre todo, de sus consecuencias, puede cambiar tu vida. Y, sin duda, mejorará la de cuantos conviven contigo.
El problema de no gestionar las emociones es que pueden acabar desajustándote:
- Se disparan cuando no hay una razón real. Entonces, te sientes ansioso y estresado.
- Se cronifican y no terminan de desactivarse nunca. El cerebro se queda anclado y la depresión puede aparecer.
5 métodos para controlar el pensamiento y controlar las emociones
Antes de contarte cómo puedes controlarlas, vamos a eliminar lo que no sirve. Por tentador que te parezca, olvídate de estas opciones:
- Dejar de pensar en lo que te preocupa. Es contraproducente ignorar las emociones, acaban haciéndose más fuertes.
- Respirar hondo y relajarte. Normalmente, el plano físico no es capaz de desactivar ningún factor emocional.
- Liberar tensiones por otras vías, en modo catarsis. ¿Te apetece romper cosas? No lo hagas, te servirá de poco y luego deberás recoger los restos y reponer lo destrozado.
- Obligarte a tener pensamientos positivos. Por lo general, las emociones se gestan en la parte inconsciente, no en la consciente. Si trabajas desde esta última, poco lograrás.
¿Cómo controlar tu mente y tus emociones?
Hemos seleccionado 5 métodos que van a ayudarte. ¿Estás preparado para sacarles el máximo partido?
- Medita de modo habitual. Te hará cambiar el chip y es muy útil para prevenir los pensamientos negativos que se repiten. Además, a largo plazo, el nivel de activación de la amígdala desciende. La reducción de la ansiedad es real y duradera. Ahora bien, no te vale intentar relajarte solo después del ataque emocional. Tienes que hacerlo de forma continuada.
- Realiza un retiro espiritual. No se trata tanto de una reacción causa-efecto. Es decir, si vas a hacer un retiro espiritual individual cuando estás sobrepasado, no te ayudará tanto como te gustaría. Como ocurría con la meditación, lo importante es adquirir recursos y hábitos personales positivos. Esa experiencia de desconexión personal e introspección es valiosa en la medida en que sigas prolongándola en el tiempo.
- Escribe un diario de emociones. Apuesta por la escritura expresiva: plasma tus pensamientos y sentimientos en el papel. Día tras día. Así, los pensamientos negativos serán mucho menos recurrentes.
- Interroga a tus emociones. En cierto modo, aplica la técnica de las películas: poli bueno y poli malo. Esfuérzate en reconocerlas y determina qué ocurre, por qué surgen y qué esconden. Sé honesto y no intentes engañarte. Si conoces la causa, estarás en disposición de ajustar tus reacciones.
- Mírate en un espejo. Cuando todo falla y notas que te estás descontrolando, mírate a los ojos en un espejo para observarte desde fuera. De este modo, te separarás durante algunos minutos de tu emocionalidad. Poco a poco, ganarás autoconciencia y recuperarás la sociabilidad.
Si bien existen apps para medir la felicidad, lo principal es que seas capaz de gobernar tu emocionalidad. En tus manos está el modo en que reaccionas al experimentarlas. Si sabes cómo controlar las emociones negativas y aprendes a hacerlo, te sentirás mejor. Y no solo eso, sino que también harás más felices a los tuyos. ¿Te animas a intentarlo?
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