Las ecoetiquetas se han convertido en uno de los elementos indispensables para identificar la sostenibilidad de un producto o vehículo. Te contamos todas sus características y los tipos existentes. De este modo, interpretarás mejor su significado.
¿Qué son las ecoetiquetas?
En esencia, las ecoetiquetas son unos distintivos que otorga o la administración pública o un organismo reconocido oficialmente. Cada una específica si un artículo cumple, o no, con los criterios ambientales.
Fue la Unión Europea la que las creó en 1992, año en el que las ideas para vivir de manera sostenible comenzaban a geminar. El etiquetado es voluntario, aunque encontrarás estas etiquetas con frecuencia en todos los países de Europa, en Liechtenstein, Islandia y Noruega. En cualquier caso, son compatibles con las etiquetas autonómicas o nacionales.
También cabe recalcar que están reguladas por el CEEUE (Comité de la Etiqueta Ecológica de la Unión Europea). Así pues, cada país se encarga de redactar los reglamentos que certifican la sostenibilidad del producto correspondiente basándose en estas directrices.
Tipos y varios ejemplos de ecoetiquetas
Básicamente, hay tres clases que identificarás en cuanto te fijes un poco. Se clasifican en ecoetiquetas de tipo 1 2 y 3:
Oficiales (tipo 1)
Su certificación corre a cargo de un organismo de prestigio o público. Se otorgan cuando se analiza todo lo relacionado con el objeto que las lleva. Para ello, se le presta especial atención a factores como el empleo de recursos y la emisión de CO2. Además, se comprueba cuál es el efecto en el entorno natural de su empleo y cómo se eliminan los posibles residuos generados. Un ejemplo sería el distintivo ambiental de la DGT que te permite circular por cualquier ciudad dependiendo de tu coche.
Autodeclaraciones o privadas (tipo 2)
No son oficiales, pero están garantizadas por entidades nacionales o internacionales de tipo privado. En todos los casos, se basan en la normativa ecológica vigente. Las concedidas por la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR) y el Consejo de Administración Forestal (FSC) son las más reconocidas.
Autodeclaraciones ambientales de producto (tipo 3)
El fabricante es quien especifica las características de lo que vende. Las aclaraciones como «producto sin cloro» o «artículo reciclado» son habituales, por citar algunos ejemplos. No están reconocidas por una institución, son meramente informativas.
Aparte de los coches, ¿qué productos hay con ecoetiquetas?
Seguramente, esta clase de distintivos la asocias más con los vehículos, sobre todo, los de tipo 1. Sin embargo, existes muchos productos con ecoetiquetas de diversa índole:
- Ecoetiquetas oficiales como la flor de la UE o el punto verde con una flecha que indica que el artículo es reciclable. A su vez, en cada electrodoméstico aparece un adhesivo de eficiencia energética.
- Ecoetiquetas privadas o autodeclaraciones. El logotipo de AENOR o las distinciones de la madera ecológica (CSA, SFI, etcétera). Se añaden en este grupo las etiquetas Tetra Pak o Ecoacero.
- Ecoetiquetas de autodeclaraciones ambientales. Por lo general, confirman que el papel es ecológico o que determinado artículo no afecta a la capa de ozono, entre otros aspectos. Normalmente, se aplican en productos de limpieza y siguen la norma ISO 14025.
¿Cuáles son las más fiables?
Al existir 3 tipos de ecoetiquetas, es posible que tengas algunas dudas al respecto. Basta con prestarles atención a los detalles. Ningún organismo obliga a una empresa a añadir las ecoetiquetas a sus artículos. Por lo tanto, quien lo haga apostará, principalmente, por la primera o por la tercera opción. Las reconocidas oficialmente te ofrecen todas las garantías.
Ahora bien, el reconocimiento oficial no te explica detalladamente qué sucede durante la fabricación del artículo. Las del tercer tipo sí, por lo que, dependiendo de lo interesado que seas con la sostenibilidad, son las más adecuadas.
¿Qué ocurre con las etiquetas otorgadas por un organismo privado?
Pues que son tan fiables como las dos anteriores. El objetivo es que repases todas las etiquetas que veas, que sepas distinguirlas y, de este modo, decidir en consecuencia.
Por ejemplo, si vas a comprarte un coche por su diseño y descubres que contamina demasiado, quizá cambies de opinión. De hecho, hay ciudades por las que no podrás circular, pagarás más por el combustible y te expones a sanciones diversas. Lo mismo sucede a la hora de comprar un producto como el papel o la madera, los electrodomésticos o la comida.
El objetivo es que pongas tu grano de arena para evitar que la contaminación siga aumentando. Si eres de la cofradía del puño cerrado, piensa que por unos euros más ahorrarás muchísimo en combustible o en tu factura de la luz.
Tras esta lección magistral sobre las ecoetiquetas, ya eres consciente de qué compromisos asumen determinadas empresas para ser menos contaminantes y más sostenibles.
Seguro de coche 100% digital
Rápido
Tu escoges la modalidad: Mini, Mid, Pro o Máx
Mejor precio garantizado
*Consultar Bases Legales