¿Qué tal te manejas con la mascarilla? Seguramente estás un tanto saturado por culpa del confinamiento y todas las consecuencias sanitarias y económicas derivadas de él. Más preocupaciones, más incertidumbre y muchísimas más molestias son las consecuencias de esta época crítica. Ahora bien, si sabes cómo meditar y practicas lo suficiente, tendrás mucho ganado.
¿Conoces los beneficios de la meditación? A continuación podrás aprender para qué sirve y cómo ponerla en práctica con nosotros. ¡Vas a descubrir cómo relajarte a través de tu mente y de tu corazón!
En que consiste la meditación
Vamos a empezar por el principio: ¿qué es meditar? Se trata de un entrenamiento personal que produce un aumento de la libertad emocional y mental. Implica un trabajo basado en diferentes disciplinas que ejercitan el corazón y la mente, y aunque originariamente estuviera vinculada con distintas filosofías de vida asiáticas, especialmente el budismo, no es necesario practicarlas ni conocerlas para llevarla a cabo. ¿Quieres saber qué ventajas te ofrece?
Los grandes beneficios de la meditación
Vivimos una época de ansiedad, conflicto y muchos miedos. No es fácil desenvolvernos a diario en esta situación tan estresante. Ahora bien, la meditación puede ayudarte, y mucho, a sentirte más pleno, feliz y equilibrado. Si aprendes a meditar y lo haces a menudo vas a disfrutar de estas ventajas.
1. Reducirás tus niveles de estrés y ansiedad. Ver las cosas con claridad, reflexionar mejor sobre ellas y obtener un estado de consciencia más calmada es siempre positivo.
2. Dormirás mejor. La meditación te ayudará a estar mucho mejor, por lo que conciliarás el sueño antes y este será de más calidad. ¡Olvídate de contar ovejitas mientras das vueltas en tu cama!
3. Disminuirás las tensiones musculares. La relajación que obtendrás será mental, emocional y también física.
4. Te concentrarás mejor. Como todo entrenamiento, conforme lo vayas dominando podrás aplicarlo más a menudo y sacarle todo el partido en tu día a día. Serás capaz de focalizar muchísimo más y tomarás mejores decisiones.
5. Estarás más contento. Cuando vemos las cosas claras, la positividad anida en nosotros. Tu estado de ánimo no tardará en mejorar cuando medites.
6. Enfermarás menos. Una mente y una afectividad positivas se traducirán, siempre, en una mejora del sistema inmunológico.
Cómo empezar a meditar
Puedes iniciarte en la meditación de dos formas distintas. La primera es acudir a un curso oficial, respaldado por un maestro certificado llamado a convertirse en tu gurú. Tendrás que decidir en qué manos te pones… Y pagar, claro que sí. Por eso debes escoger muy bien con quién vas a iniciarte y de qué formación dispone. Aunque, otra estupenda manera de comenzar en la meditación es hacerlo de forma autodidacta. Y estás en el lugar perfecto para encontrar la información básica que necesitarás para probar.
¿Todos podemos meditar?
Claro que sí. No es preciso ser un iluminado ni haber sido tocado por ninguna divinidad para aprender. Una vez que sabes en qué consiste la meditación, puedes ejercitarte en ella e ir aprendiendo y puliendo tu habilidad al respecto. Según el legendario Dalai Lama, «si enseñáramos a meditar a cada niño de 8 años, se acabaría la violencia del mundo en una sola generación». Es decir, que no solo podemos todos: ¡prácticamente debemos!
Empezar a meditar en 7 pasos
Vamos a dejar la cháchara y a centrarnos en la práctica. Si quieres empezar a meditar, es fundamental que seas consciente de la importancia capital de esta experiencia y su contexto. A continuación te presentamos siete aspectos básicos de la meditación para no iniciados.
1. Vístete de forma apropiada
Definitivamente, no: ese traje hipster con pajarita tan chulo, esos tejanos slim fit que te quitan la respiración y esa falda pantalón estrecha de cuero no te ayudarán a meditar. Llevar ropa cómoda es fundamental. Y descalzarse. Quítate cualquier accesorio que pueda molestarte, libérate de cualquier interferencia. Incluso puedes plantearte desnudarte, siempre que estés en tu casa y nadie pueda sorprenderte de esa guisa.
2. Elige el lugar óptimo
Decídete por un espacio tranquilo, relajante y libre en lo posible de toda interrupción. Si el escenario invita a la desconexión, te resultará muchísimo más fácil. Un salón cálidamente iluminado con amplias vistas al mar, el césped de tu recóndito jardín y el pequeño gimnasio de tu casa son estupendas elecciones. Evita, por supuesto, los sitios que te agobian o te producen mala vibra.
3. Adopta la postura correcta
Siéntate en el suelo con la espalda recta. Si quieres, usa una colchoneta fina que no notes demasiado. Respira hondo y mantén tus brazos y tus hombros relajados. Otra posibilidad es la meditación tumbada: pruébala, si quieres, y valora cuál te va mejor. ¿Lo imprescindible? La espalda recta y tus extremidades superiores relajadas.
4. Elige un foco de atención
Debes centrarte en tu respiración o en un objeto de tu agrado para iniciarte en la meditación. Posteriormente podrás aplicar otras técnicas, e incluso serás capaz de recorrer mentalmente las distintas partes de tu cuerpo. Pero, para empezar, es más sencillo hacerlo así.
5. Deja que fluya tu ser
Esfuérzate por mantenerte al margen de los pensamientos que te asalten. Es normal, sobre todo en tiempos como los actuales, en los que estamos tan estresados y preocupados. La meditación requiere aceptar las emociones, los afectos, las sensaciones y las reflexiones que surgen de nosotros. ¿Te has despistado pensando en algo muy concreto? No pasa nada: vuelve a centrarte en tu objeto o tu respiración y continúa como si no hubiera ocurrido.
6. Practica progresivamente
Nadie nace aprendido. Empieza por periodos cortos y procede a aumentarlos gradualmente. Uno o dos minutos son más que suficientes para comenzar. Aumenta la duración en cada práctica y termina con unos 30 minutos diarios dedicados exclusivamente a meditar. ¡Tu vida cambiará!
7. Conviértelo en un hábito
Persevera: hazlo cada día. Aunque, no te preocupes, esto acabará por nacer de ti. Te sentirás tan bien con la meditación, una vez hayas aprendido a llevarla a cabo, que por nada querrás renunciar a ella.
¿Ves que fácil? Ya has aprendido cómo empezar a meditar. Puedes comenzar dedicando unos minutos diarios a esta desconexión mental y emocional: verás cómo tu vida mejora exponencialmente. ¡Algo bueno tenía que traernos la dichosa COVID-19!