Todos sabemos que es bueno hacer ejercicio todos los días. Sin embargo, a la hora de planificar nuestras rutinas y hábitos saludables muchos de nosotros nos hemos preguntado cuándo es mejor hacer ejercicio a lo largo del día.
¿Debería levantarme más temprano y salir a correr por las mañanas? ¿O quizás es mejor hacerlo después del trabajo para aliviar el estrés de todo el día? La verdad es que no existe una única respuesta válida a esta pregunta y depende de varios factores. En este artículo te cuento los beneficios que puedes obtener haciendo ejercicio en función del momento del día y qué deberías tener en cuenta para elegirlo.
¿Eres ave nocturna o diurna?
Hay días que nada más levantarme de la cama mi cuerpo me pide moverme y me pongo a hacer yoga o cualquier otra actividad física. En cambio, otros días siento que mi cuerpo no está listo para hacer ejercicio de buena mañana y necesito más tiempo para ir despertándome. En estos casos prefiero entrenar por la tarde.
La predisposición que tenemos para hacer actividad física en un momento u otro del día depende de nuestro ritmo circadiano. Este ritmo biológico influye en la presión de nuestra sangre, la temperatura corporal, el nivel de hormonas así como en la frecuencia cardíaca. Todos estos factores que condicionan nuestra capacidad de hacer ejercicio están relacionados con las fases de la luz, las estaciones del año y las características de cada persona.
Hay personas que por naturaleza tienen más energía por las mañanas y llegado a un punto de la tarde sienten que necesitan reducir la actividad. Otras, se activan más a últimas horas del día y por la mañana no tienen tanta energía. Por lo tanto el cuándo hacer ejercicio es una cuestión bastante personal.
¿Qué dicen los expertos sobre cuándo es mejor hacer ejercicio?
Son muchos los estudios científicos y médicos que han querido demostrar cuándo es mejor hacer ejercicio. Algunos defienden que entrenar por la mañana ofrece más ventajas que por la noche y otros defienden lo contrario. Por lo que, al menos por ahora, no existe una única elección válida alrededor de esta cuestión. Al final vas a ser tú quien elija.
Hacer ejercicio por la mañana: razones a favor
Por la mañana, después de haber dormido toda la noche, nuestros niveles de energía suelen ser mayores y la luz diurna favorece la activación de nuestros ritmos circadianos. Por otro lado, al ser de día tenemos la posibilidad de realizar actividad física al aire libre. Siempre es más beneficioso que hacerlo en interior.
Otra de las ventajas de hacer ejercicio a primera hora de la mañana es que nos ayudará a conseguir constancia en nuestras rutinas. Si ya lo tienes hecho nada más empezar el día no podrán surgirte imprevistos o contratiempos (o excusas) que hagan que acabes saltándote tu dosis diaria de ejercicio físico. Te será más fácil escapar del “ya lo haré mañana”.
Empezar el día con buen pie
Además, seguro que habrás notado que cuando haces deporte estás de mejor humor. Eso es porque cuando lo haces segregas las llamadas “hormonas de la felicidad”: la dopamina, serotonina y endorfinas. Estos neurotransmisores levantan el ánimo y reducen el estrés, produciendo una sensación de bienestar. ¿Qué mejor manera de hacer frente a todo un día por delante?
Lo único que debes tener en cuenta a la hora de hacer ejercicio por la mañana es que la temperatura corporal es más baja y puede aumentar el riesgo de lesiones. Por ello, es recomendable hacer un buen calentamiento para ir preparando los músculos de forma progresiva.
Hacer ejercicio por la tarde: razones a favor
Hay personas que por la mañana hasta que no se han tomado el café y no han pasado 2 horas “no son persona”. Si madrugar no va contigo no te preocupes, hacer ejercicio por la tarde también tiene sus beneficios.
A últimas horas del día la temperatura corporal y los niveles de hormonas alcanzan un nivel máximo por lo que físicamente nuestro cuerpo se encuentra en plenas condiciones para hacer ejercicio. El consumo de oxígeno es menor , en consecuencia, la actividad resulta más eficiente.
No solo eso, el riesgo de lesión es más bajo y la eficiencia de los ejercicios será mayor. Según algunos estudios, por la tarde podemos exigir más al cuerpo y lograr mejores resultados tanto en resistencia como en masa muscular.
Acabar el día sin estrés
Realizar ejercicio por la tarde nos ayuda a terminar el día relajados, olvidarnos de todo la carga de trabajo y estrés del día y empezar a relajar el cuerpo y la mente para obtener un buen descanso. En este sentido hay que tener en cuenta que realizar ejercicio de alta intensidad a partir de las 9 o 10 de a noche no es lo más recomendable. Hacerlo puede afectar al sueño y provocar que vayamos a dormir más tarde de lo habitual reduciendo las horas de sueño. Así pues, si vas a hacer actividad física durante la tarde-noche es mejor que optes por una práctica de baja intensidad y dejes pasar mínimo una hora antes de acostarte.
Uno de los handicaps de dejar el ejercicio para última hora de día es el riesgo de que, a causa del cansancio y estrés acumulado durante el día, acabemos anclados en el sofá y renunciemos a practicar deporte.
Siempre es buen momento
O casi siempre. Lo único que no se recomienda es entrenar justo después de comer. Es preciso esperar entre una y dos horas para que nuestro cuerpo digiera bien los alimentos. Tampoco sería ideal entrenar durante las horas de más calor en verano y hacerlo en exterior debajo del sol. Por el resto, cualquier momento es bueno para realizar actividad física.
Lo que quiero decir es que, en definitiva, el cuándo hacer ejercicio no es tan importante como el cuánto y el cómo. Al final, sea justo después de levantarte de la cama o antes de acostarte, lo importante es que encuentres el momento que a ti te funcione mejor para conseguir crear una rutina y entrenar de forma regular.
Dependerá de tus horarios y de cómo te organizas la agenda, de si eres una persona madrugadora o más noctámbula. Es bueno hacer ejercicio todos los días y alternar distintas formas e intensidades de entrenamiento. No hace falta realizar entrenamientos de alta intensidad a diario pero el día que no entrenes procura caminar más o hacer una buena sesión de estiramientos en casa.
Prueba lo que te funcione mejor para conseguir la constancia, escucha tu cuerpo en todo momento y dale el descanso que necesita.
A la hora de hacer ejercicio lo que más cuesta es empezar pero una vez lo haces inmediatamente te vas a sentir mejor y tu cuerpo y mente lo echarán de menos el día que no lo hagas.
¿Y para ti? ¿Cuándo es mejor hacer ejercicio? ¿Cuáles son tus razones? ¡Compártenos tu experiencia!