Hay niños que excluyen a otros del grupo. Sabemos que las relaciones sociales ocupan un lugar preponderante en el desarrollo del ser humano. Y, por ello, los padres se entristecen cuando su hijo no tiene amigos.
Posibles causas de que tu hijo/a no tenga amigos
Existen distintas circunstancias que pueden interferir en la creación de vínculos interpersonales positivos. En ocasiones, la soledad y el aislamiento están ligados a una situación de acoso. Sin embargo, existen otros factores a tener en cuenta.
Pasar mucho tiempo delante de la tecnología o tener pocas habilidades sociales son circunstancias que pueden influir negativamente.
El exceso de ocupaciones también afecta al fortalecimiento de las relaciones personales. Puede suceder, por ejemplo, que el niño o adolescente tenga vínculos de compañerismo, pero que, al no cultivarlos fuera del horario escolar, no evolucionen hacia la amistad.
Igualmente, es frecuente que el niño o la niña se encuentre en un cambio de etapa y necesite más tiempo para conocer gente nueva. Esto ocurre, por ejemplo, cuando se produce una mudanza a una nueva ciudad. Las distintas causas se sintetizan en el siguiente mensaje: me preocupo porque mi hija no tiene amigas.

¿Cómo influye la edad?
Cada caso es diferente en la práctica. Un entorno familiar estable fortalece la autoestima y la resiliencia personal. También influye la edad, pero ¿cuáles son las peculiaridades asociadas a cada etapa? Las desarrollamos a continuación.
En la adolescencia
La adolescencia es una fase vital donde el poder del grupo adquiere una relevancia especial. El adolescente se identifica con sus iguales y pasa más tiempo en su compañía.
De los 9 a los 14 años
La falta de amigos afecta en el plano de la autoestima. El niño no comparte aficiones o juegos con los demás y la soledad se convierte en una sensación habitual. Se siente fuera del grupo en distintas ocasiones. Por ejemplo, en las celebraciones de cumpleaños de compañeros de clase a las que no ha sido invitado. Una situación que puede reforzar la sensación de inseguridad y desconfianza.
Además, la falta de amigos en esta etapa produce sufrimiento en las familias. Especialmente, cuando estas perciben la tristeza en el niño.
Después de los 20 años
En esta etapa, el joven puede llegar a sentirse invisible ante los demás. Cree que no le tienen en cuenta y se compara con otros. Anhela una realidad diferente y echa de menos tener conexiones profundas. Por ello, realiza actividades de ocio en soledad. También puede pasar mucho tiempo en casa, incluso durante el fin de semana.
A su vez, se encuentra en una etapa en la que tiene un mayor nivel de autonomía e independencia, por lo que puede tomar decisiones para conocer gente nueva.
¿Qué puedes hacer para ayudar a tu hijo?
Hazle sentir que puede contar contigo siempre. En las próximas líneas, te proporcionamos algunas sugerencias para alimentar su confianza. Recuerda que una autoestima alta influye positivamente en la formación de nuevas relaciones.
1. No comentes tus preocupaciones en su presencia
La situación puede inquietarle, especialmente, si percibes tristeza en tu hijo. Es positivo que busques ayuda especializada para comentar el caso con mayor detalle. Pero no introduzcas el tema de conversación con conocidos delante del niño o niña. El respeto a su intimidad es indispensable. Una de las cosas a tener en cuenta antes de tener hijos es que te sentirás fuera de tu zona de confort en numerosas ocasiones. Nadie te exige ser perfecto o saberlo absolutamente todo. En ocasiones, es necesario pedir ayuda.
2. Cultiva la comunicación con otros padres y madres
El primer día de cole comienza una etapa que no solo es importante para los alumnos, sino también para sus familias. Resulta recomendable que construyas relaciones positivas con otros padres y madres de los compañeros de clase de tu hijo. Ten presente que el propio entorno familiar también puede propiciar que los niños compartan tiempo fuera del centro escolar.
3. Educa en el respeto y la amabilidad
Las palabras bonitas y significativas arropan a tu hijo. Esos mensajes fortalecen su amor propio. No obstante, existe una comunicación que deja huella y perdura de forma especial: la basada en el ejemplo personal. Educas a tu hijo no solo a partir de las decisiones que tomas respecto a aquello que es adecuado para él, sino también con el modo en que te relacionas con los demás. La diversidad familiar en la educación promueve la inclusión.
4. Elogia a tu hijo
Por ejemplo, pon en valor sus cualidades positivas y muestra el orgullo que experimentas cuando estás a su lado. Reconocer sus fortalezas y sus virtudes no significa idealizarle. Tal vez en algún instante te has sentido identificado con el siguiente mensaje: mi hijo me cae mal. Una sensación que se produce con más frecuencia cuando la paciencia se agota. Sin embargo, entraña especial relevancia que cuides tus palabras y evites las etiquetas.
5. Anímale a participar en nuevas actividades
Motívale a que se sume a nuevos proyectos en los que puede conocer a otros compañeros. Es recomendable que esas actividades le permitan desarrollar sus gustos y aficiones. De este modo, disfrutará de una actividad que le encanta y, además, interactuará con un grupo. Por ejemplo, si a tu hijo le gusta cantar, tal vez pueda formar parte de un colectivo de canto.
6. Regálale libros que eduquen en el valor de la amistad
Los libros son un buen alimento de la felicidad. Inspiran, aportan ejemplos valiosos y educan. A su vez, proveen de compañía. En este sentido, puedes tomar la iniciativa de regalarle libros no solo en el día de su cumpleaños o en una ocasión especial, así como animarle a que visite la biblioteca.
Hay niños que excluyen a otros en los juegos o en los planes de grupo. Pero eso no significa que esa situación se vaya a mantener invariable. ¿Qué hacer cuando a tu hija le dan de lado? Otra sugerencia es que te pongas en contacto con el centro escolar para comentar la situación con su tutor.

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