Para bien o para mal, será difícil que olvidemos estas navidades. La pandemia ha cambiado nuestras vidas y estas entrañables fiestas no podían ser menos. Pero en Klinc siempre pensamos en positivo y en este post te contamos tres ventajas de la Nueva Navidad. Si es que las hay. Que alguna habrá. ¡Empezamos!
1. Hemos aprendido a relativizar los problemas
Es normal tener cierta tendencia al drama. Sobre todo en esas fechas señaladas en las que todo quieres que salga perfecto. Y hay que reconocer que, aunque nos encanten, las navidades. muchas veces son una fuente de estrés. Los langostinos que salen rancios, las sutilizas hirientes entre cuñados, los chistes sobre política, la hija adolescente que ha decido, para la ocasión, teñirse el pelo de todas la gama cromática; el estupor de la abuela, ir a buscar a última hora el muñeco de acción de esa serie japonesa de nombre impronunciable que ha pedido el niño y volver con un peluche de la Sirenita y gesto derrotado.

La buena noticia es que todo eso ya da igual. Las hemos pasado tan canutas que prácticamente nos sentimos invencibles ante lo que, hasta ahora, nos parecían contratiempos terribles. ¿Que la adolescente se pasa la Nochebuena mirando el móvil? Bueno, está en la edad. ¿Que tu cuñado se pone a dar un mitin con los polvorones? Sube un poco la música y ya. ¿Que se ha quemado el cordero y el sorbete de cava saber a Fairy? Pues cenamos huevos con chorizo. La cosa es estar juntos.
2. Ahora todos somos deportistas
Desde que la desescalada comenzó a finales de mayo permitiendo la salida del domicilio en caso de actividades deportivas, hay que reconocer que todos nos hemos vuelto mucho más deportistas. El smartwatch es uno de los regalos estrella estas navidades y no es por casualidad. El que más o el que menos, puso a hacer algo de deporte en algún momento durante los últimos seis meses. Desde una tranquila caminata con el chándal modelo EGB recuperado hasta las más extremas modalidades tipo Iron Man. ¿Y qué tal nos luce? Bueno, hay que decir que a unos mejor que a otros.

Lo guay es que, ahora que todos estamos concienciados con el deporte, quizá podamos entregarnos a los excesos navideños con la tranquilidad de conciencia que da el pensar que después podremos bajarlos con nuestras recién adquiridas rutinas deportivas.
3. El año que viene habrá otras navidades
Y también otra primavera. Y otro verano. Y de nuevo otras navidades y así hasta el fin de los tiempos. Esto no es una ventaja ni una desventaja: es una realidad. Así que, si estas navidades no nos salen como queríamos y las actuales circunstancias no nos dejan estar todo lo cerca que nos gustaría de nuestros seres queridos, siempre habrá otra oportunidad.

Y otra oportunidad para discutir con tu cuñado de política. Y otra oportunidad para que te toque una lámpara de lava en el amigo invisible. Y para cantar villancicos, tocar la zambomba, tomarse un smothie antioxidante o Dry Martini a elegir.
Y sobre todo, para estar juntos otra vez.