Si quieres mejorar tu estilo de vida, la alimentación consciente podría ser la respuesta.
Comer de forma consciente supone poner atención al hecho de comer, dándote cuenta de lo que introduces en tu cuerpo y probando, saboreando y apreciando la comida, en lugar de hacerlo porque sí.
Si lo aplicas adecuadamente, este enfoque global te ayudará a convertirte en la mejor versión de ti. ¿Te interesa? ¡Acompáñanos!
¿Qué es la alimentación consciente?
Para conocer cómo es la alimentación consciente y su definición correcta, antes debes entender en qué consiste la atención plena (mindfulness).
Esta práctica está inspirada en los hábitos contemplativos de muchas escuelas. Se trata de centrar la atención en lo que estás haciendo aquí y ahora.
Cualquier cosa puede ser objeto de una contemplación consciente:
- La respiración.
- Las sensaciones físicas.
- Un objeto del entorno (como la llama de una vela o un árbol).
- Un mantra (palabra o frase repetida) o, en el caso del concepto que nos ocupa, todas las sensaciones relacionadas con la alimentación.
Los estudios han demostrado que la atención plena puede conducir a una mejor concentración, menos estrés y menores tasas de depresión.
Cuando te centras en del acto de alimentarte, estás más al tanto de lo que estás poniendo en tu cuerpo y de cómo este responde.
De este modo, prestas atención a las señales de hambre y saciedad de tu cuerpo y filtrar el “ruido” emocional que puede confundirse con el apetito: aburrimiento, tristeza, ira, etc.
Por lo tanto, si diriges tu atención hacia lo que ingieres, puedes volver a conectarte con tus sentidos del gusto, el olfato y el tacto, lo que te ofrece la posibilidad de disfrutar de la comida de una manera mucho más satisfactoria y completa.
Mindful eating vs. dieta tradicional
Ahora que ya sabes qué es la alimentación consciente, es necesario aclarar que esta práctica no es lo mismo que seguir un régimen de adelgazamiento. De hecho, no tiene nada que ver con las dietas de toda la vida o de otras prácticas alimenticias como el ayuno intermitente. Suena bien, ¿verdad? Sus principales diferencias son:
- No hay un plan de alimentación rígido, por lo que puedes comer lo que quieras cuando quieras. Eso sí, solo has de tomar la cantidad que tu cuerpo requiere.
- No hay planes dietéticos, ya que todos los alimentos están permitidos.
- Comerás más despacio, las porciones serán más pequeñas y lo harás con la frecuencia que necesites.
- Implementarás cambios simples y saludables con el máximo impacto. Por ejemplo: cambiar el azúcar blanco por el integral y elegir agua en lugar de refrescos.
- Cuando sientas que tienes hambre fuera de tu hora normal de comida, tú mismo deberás evaluar si es hambre o sed. La mayoría de las veces, malinterpretamos la deshidratación como si fuera hambre y terminamos comiendo en exceso.
Un ejemplo claro de alimentación consciente
Antes de comenzar, respira profundamente para relajarte, ya que los alimentos se absorben y procesan correctamente cuando estamos tranquilos. En caso contrario, nuestro cuerpo almacena grasas más rápido.
Para ello, trata de sentarte siempre en una mesa y no tener distracciones para estar más centrado en lo que comes. Si lo haces frente al televisor, tu principal propósito será llenarte.
También, date cuenta de cómo de hambriento estás, puesto que la mayoría continuamos ingiriendo alimentos hasta que estamos incómodamente llenos. Escucha lo que te dice tu cuerpo.
Mientras comes, reduce la velocidad y mastica bien cada bocado para saborearlo.
Cuanto más despacio lo hagas, tu cuerpo procesará mejor la comida. Ten en cuenta que el organismo tarda, aproximadamente, 20 minutos en darse cuenta de que está lleno. Por lo tanto, mantén tu mente presente y consciente de la comida.
Los beneficios que aporta este estilo
- Promueve la concentración. Al centrar tu atención en la comida, practicas la concentración, un hábito aplicable en otros momentos, como el estudio o la realización de actividades creativas.
- Ayuda con la pérdida de peso. Se ha demostrado que prestar atención mientras comes ayuda a las personas obesas a evitar comer en exceso y a perder peso. Estos se deben, entre otros aspectos, a que la alimentación consciente evita la necesidad de atracones. Es decir, te otorga más control sobre tu organismo.
- Tratamiento de trastornos alimentarios. La atención plena, a menudo, aumenta la autoaceptación y diluye la voz del crítico interno que con tanta frecuencia desencadena el deseo de automedicarse con comida basura o reconfortante.
- Favorece la elección inteligente de alimentos. Las personas que han aprendido a comer bajo esta perspectiva acaban desarrollando preferencias alimentarias más saludables. Al final y al cabo, si sabes lo que comes y de qué manera lo haces, esta consecuencia es inevitable.
En definitiva, laalimentación conscientees un nuevo paradigma que te permitirá entender la comida desde un punto de vista más emocional y holístico. De esta manera, te alimentarás mejor y de forma más sana. Para ayudarte en este proceso, échale un vistazo a esta lista de alimentos para ser feliz, ¡qué aproveche!
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